Si Gabriel nos hablara, nos diría...
Mi nombre es Gabriel José de la Concordia García Márquez. He nacido a las 9 de la mañana de un caluroso 6 de marzo, hace ochenta y tres años en la ciudad de Aracataca, Colombia.
Ser el primogénito mayor entre once significó durante mi infancia y juventud, desarollar una disposición orientada siempre a la madurez, a aprender lecciones, al vivir y enfrentar cara a cara las situaciones de la vida.
La relación con mi abuelo Nicolás no sólo me aportó el afecto y seguridad de que gocé durante mi infancia, sino una dimensión narrativa, épica y reveladora del mundo.
Solía contarme historias de cuando fue coronel, haciendo surgir poco a poco en mí interés por temas sobre la muerte, persecución y guerra.
Por otro lado, mis tías me transmitieron una visión esmerada de la cultura folclórica.
A los nueve años tuvo lugar la lectura más deslumbrante de mi vida: la de Las mil y una noches.
De adolescente comencé escribiendo algunas prosas y versos que pretendían ser más bien humoradas, aún así fueron publicadas en la revista semanal de mi escuela.
Cuando hice Bachillerato en Zipaquirá, la soledad y el frío me empujaron al encierro y la lectura, fue recién entonces cuando se empezó a consolidar mi vocación de escritor. Entré a estudiar Derecho a la Universidad Nacional, sin embargo recuerdo un mayor interés por la vida literaria que por mi propia carrera.
Así fue como escribí mis primeros cuentos, que publiqué en el periódico El Espectador, un septiembre de 1947.
El bogotazo* provocó mi traslado al Caribe y me impidió concluir mis estudios de derecho, pero ya poco me importaban las leyes, mi única afición fue ser escritor y trabajar en el periodismo. Conseguí trabajo y poco después comencé a escibir La Hojarasca, mi primera novela, a partir de la cual mi narrativa entrocó con la tradición literaria hispanoamericana, y surgieron más cuentos que fueron definiendo mi estilo narrativo.
Mi imaginación se nutrió del mundo cultural del Caribe, mis primeros trabajos marcaron el comienzo del estilo sobrio y sugerente de El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora, Crónica de una muerte anunciada y El general en su laberinto.
Durante los siguientes años mi vida transcurrió entre cortos viajes por las distintas regiones cercanas, regresos a mi ciudad natal, y diferentes hechos que inspiraron mis obras.
Cuando volví a residir en Barranquilla, conseguí trabajo como reportero estrella en el diario El Espectador. Luego de algunas publicaciones de libros, el periódico me envió como corresponsal a Europa, donde conocí países y lugares maravillosos que fueron fuente de inspiración de muchas obras.
Regresé para casarme con Mercedes, mi eterno amor, quien luego me entregó la primavera de nuestro amor con dos hermosos regalos: Rodrigo y Gonzalo.
Uno de los hechos que más ha marcado mi existencia ha sido ser corresponsal de prensa latina de la Revolución Cubana.
Años después fui recibido en México, realizando diferentes trabajos como director de revista, guinista y en agencias de publicidad, claro sin dejar de trabajar en mis escritos y novelas.
Cuando terminé Cien años de soledad, pude cumplir mi sueño y dedicarme exclusivamente a escribir, con estancias alternativas en Barcelona, París, La Habana, Bogotá y Cartagena de Indias.
Al son de la publicación de mi revista Alternativa, volví al periodismo militante sobre grandes temas y figuras mundiales, especialmente dictaduras latinoamericanas.
Sin duda uno de mis mejores momentos fue cuando recibí el Premio en 1982. Sentí con satisfacción que mi trabajo, esfuerzo y vocación fueron reconocidos y alabados por miles de literarios y también lectores comunes.
Siento también, que a lo largo de mi vida he podido llegar a las personas. Miro con satisfacción mi trayectoria, los temas escritos, el trabajo realizado y por sobre todo, el amor a la familia, la vida y la literatura.
*El bogotazo: Se conoce como Bogotazo al período de protestas, desórdenes y represión que siguieron al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 en el centro de Bogotá(Colombia).
Mi nombre es Gabriel José de la Concordia García Márquez. He nacido a las 9 de la mañana de un caluroso 6 de marzo, hace ochenta y tres años en la ciudad de Aracataca, Colombia.
Ser el primogénito mayor entre once significó durante mi infancia y juventud, desarollar una disposición orientada siempre a la madurez, a aprender lecciones, al vivir y enfrentar cara a cara las situaciones de la vida.
La relación con mi abuelo Nicolás no sólo me aportó el afecto y seguridad de que gocé durante mi infancia, sino una dimensión narrativa, épica y reveladora del mundo.
Solía contarme historias de cuando fue coronel, haciendo surgir poco a poco en mí interés por temas sobre la muerte, persecución y guerra.
Por otro lado, mis tías me transmitieron una visión esmerada de la cultura folclórica.
A los nueve años tuvo lugar la lectura más deslumbrante de mi vida: la de Las mil y una noches.
Cuando hice Bachillerato en Zipaquirá, la soledad y el frío me empujaron al encierro y la lectura, fue recién entonces cuando se empezó a consolidar mi vocación de escritor. Entré a estudiar Derecho a la Universidad Nacional, sin embargo recuerdo un mayor interés por la vida literaria que por mi propia carrera.
Así fue como escribí mis primeros cuentos, que publiqué en el periódico El Espectador, un septiembre de 1947.
El bogotazo* provocó mi traslado al Caribe y me impidió concluir mis estudios de derecho, pero ya poco me importaban las leyes, mi única afición fue ser escritor y trabajar en el periodismo. Conseguí trabajo y poco después comencé a escibir La Hojarasca, mi primera novela, a partir de la cual mi narrativa entrocó con la tradición literaria hispanoamericana, y surgieron más cuentos que fueron definiendo mi estilo narrativo.
Mi imaginación se nutrió del mundo cultural del Caribe, mis primeros trabajos marcaron el comienzo del estilo sobrio y sugerente de El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora, Crónica de una muerte anunciada y El general en su laberinto.
Durante los siguientes años mi vida transcurrió entre cortos viajes por las distintas regiones cercanas, regresos a mi ciudad natal, y diferentes hechos que inspiraron mis obras.
Cuando volví a residir en Barranquilla, conseguí trabajo como reportero estrella en el diario El Espectador. Luego de algunas publicaciones de libros, el periódico me envió como corresponsal a Europa, donde conocí países y lugares maravillosos que fueron fuente de inspiración de muchas obras.
Regresé para casarme con Mercedes, mi eterno amor, quien luego me entregó la primavera de nuestro amor con dos hermosos regalos: Rodrigo y Gonzalo.
Uno de los hechos que más ha marcado mi existencia ha sido ser corresponsal de prensa latina de la Revolución Cubana.
Años después fui recibido en México, realizando diferentes trabajos como director de revista, guinista y en agencias de publicidad, claro sin dejar de trabajar en mis escritos y novelas.
Cuando terminé Cien años de soledad, pude cumplir mi sueño y dedicarme exclusivamente a escribir, con estancias alternativas en Barcelona, París, La Habana, Bogotá y Cartagena de Indias.
Al son de la publicación de mi revista Alternativa, volví al periodismo militante sobre grandes temas y figuras mundiales, especialmente dictaduras latinoamericanas.
Sin duda uno de mis mejores momentos fue cuando recibí el Premio en 1982. Sentí con satisfacción que mi trabajo, esfuerzo y vocación fueron reconocidos y alabados por miles de literarios y también lectores comunes.
Siento también, que a lo largo de mi vida he podido llegar a las personas. Miro con satisfacción mi trayectoria, los temas escritos, el trabajo realizado y por sobre todo, el amor a la familia, la vida y la literatura.
*El bogotazo: Se conoce como Bogotazo al período de protestas, desórdenes y represión que siguieron al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 en el centro de Bogotá(Colombia).
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